A la deriva

En un afán de mantener una obra siempre activa, periódicamente emprendo travesías al descampado, vuelos rasantes por acantilados mudos, un abrir y cerrar de alas, refugio incierto, con una convicción suicida creo en tal dinámica, no es un actuar finito, más bien es abrigar en el pecho la devoción por el retiro y la búsqueda incurable de horizontes.
El acto desprolijo de deambular es un reflejo inconsciente, una acción cuya única meta es, en sí, ella misma.